Planificación financiera del ahorro y la inversión

¿Qué es una planificación financiera?

Una planificación financiera es tener en cuenta qué vamos a querer tener-hacer-conseguir en un futuro y estimar cuánto nos va a costar para que cuando llegue el día, podamos tener el dinero necesario para conseguir nuestro objetivo.
Toda planificación debe constar de tres partes diferenciadas:
  • La creación de patrimonio, mediante el ahorro.
  • El crecimiento del patrimonio, mediante la inversión.
  • La protección de los ingresos y del patrimonio, mediante los seguros de riesgo
En esta guía trataremos los tres puntos de una planificación.

Planificación de los objetivos

En la definición inicial decíamos que una planificación es tener en cuenta qué vamos a querer tener-hacer-conseguir en un futuro. Esto quiere decir que debemos realizar el ejercicio de pensar en los puntos importantes a futuro de la vida de una persona, pensar en todo lo que va a ser importante para ella a lo largo de su vida. Estos objetivos o puntos importantes los separaremos en tres plazos; corto, medio y largo en función de para cuando se estime su fecha de ocurrencia.

  • El corto plazo comprende el período comprendido entre el presente inmediato y tres años vista. Objetivos principales en este período son el ocio o calidad de vida del hoy y el colchón de imprevistos. Estos dos objetivos deben aparecer sí o sí en toda planificación. También son comunes la compra de un coche, unos estudios, reformas de casa, etc.
  • El medio plazo comprende el período comprendido entre aproximadamente 4 y 10 años vista. En este período no tiene por qué haber objetivos principales pero sí son comunes los objetivos de estudios de hijos, compra de casa, etc.
  • El largo plazo comprende el período que va más allá de esos 10 años vista, es decir, entre 10 años y el fallecimiento. En este período el objetivo más importante suele ser la calidad de vida en la jubilación. También podemos encontrar la compra de una segunda vivienda o ayuda a hijos tanto en sus estudios como más allá de ellos.

¿Por qué esta diferenciación temporal? Muy sencillo, porque las herramientas existentes en el mercado son muy distintas en función del plazo para el cual han sido concebidas. 

Características de una herramienta financiera y tipos

Partamos de la base de que no existe una herramienta financiera perfecta, es decir, que sea buena para todos los objetivos y todos los plazos. Toda herramienta financiera tiene tres características principales y dos secundarias. Las principales son: seguridad, liquidez y rentabilidad. Las secundarias: tener en cuenta la inflación y la fiscalidad. Y no hay ninguna que desde la seguridad nos vaya a ofrecer una gran rentabilidad con una gran liquidez. Lo más que podemos pedir es que la herramienta tenga dos de las tres. Podemos tener una herramienta segura y líquida pero no rentable (las usadas para el corto plazo), segura y rentable pero sin liquidez inicial (las usadas para el largo plazo) o herramientas líquidas y rentables pero no seguras, es decir, con mucho riesgo de pérdida de capital. En cuanto a la fiscalidad, va ganando importancia cuanto más largo es el plazo de la herramienta, dado que a más plazo, más cantidad de dinero generada por la rentabilidad tendremos y más afectará a la cantidad a recuperar.

Por otro lado, las herramientas pueden ser de ahorro o de inversión, en función de si están diseñadas para una aportación periódica (normalmente mensual) que no va a ser elevada o para una aportación puntual única, que normalmente será bastante más elevada respectivamente. También hay herramientas que dan la opción de combinar ambas opciones. 

Herramientas y plazos

En el corto plazo tendremos objetivos para los cuales necesitaremos dinero en un corto período de tiempo, por lo que necesitaremos que la herramienta sea líquida, es decir, que me permita rescatar u obtener el dinero casi en cualquier momento sin penalizaciones. Las herramientas más comunes para este período son las cuentas corrientes o bonificadas, las cuentas remuneradas (que están cayendo en desuso en la actualidad), ahorros a corto plazo y los depósitos (también en desuso en la actualidad por su poca rentabilidad). En general los productos llamados garantizados o en participación en beneficios.

En el medio plazo tendremos objetivos para los cuales no necesitamos el dinero en unos pocos años, por lo que podremos ir a herramientas que tengan pequeñas penalizaciones de rescate los primeros años pero que darán algo más de rentabilidad. En este abanico se encuentran los depósitos a más plazo (3, 5, 7 años), los fondos de inversión y herramientas mixtas (con parte en depósitos y partes en fondos) además de los estructurados. En este plazo cobran mayor notoriedad los productos en participación en beneficios y ya los que no dan garantía de rentabilidad.

En el largo plazo, dado que el dinero destinado a estos objetivos no lo necesitaremos en muchos años, podemos ir a herramientas con grandes penalizaciones en los primeros años y períodos de iliquidez grandes. En este período cobra mucha importancia el efecto del interés compuesto. Los que más rentabilidad nos darán a futuro son los asociados a fondos de inversión. Las herramientas más famosas son los planes de pensiones y los planes de ahorro, de los cuales se habla largo y tendido en la guía específica de la jubilación. En este tipo de productos es muy importante la fiscalidad, dado que puede ofrecernos diferencias de capital de muchos miles de euros. 

Conceptos básicos de una planificación

Sistema de capitalización

En este punto hay que diferenciar las herramientas que tienen interés simple de las que tienen interés compuesto. El interés simple hace que nuestro dinero crezca de una manera lineal mientras que el interés compuesto hace que el crecimiento de nuestro dinero con los años sea exponencial. Este efecto se nota sobre todo a partir del año 4-5 en las herramientas de inversión y a partir del año 10 en las de ahorro, por lo que es importante para herramientas de medio plazo y muy importante para las de largo plazo. Un ejemplo de herramienta con interés simple es un depósito bancario que genera o devenga intereses trimestralmente a la cuenta corriente asociada. Un ejemplo de interés compuesto es un fondo de inversión, un plan de pensiones, etc, en los cuales la rentabilidad se va acumulando en la herramienta hasta que no se da una orden de rescate.

Efecto coste medio

Este concepto es específico de herramientas de ahorro que no sean garantizadas, es decir, lo normal, para planes de pensiones, fondos o herramientas basadas en ellos, esto es, para el largo plazo. La idea a transmitir es que si se ahorra de una manera periódica (como mes a mes) nuestra cantidad ahorrada será traducida a unidades de valor en el momento del ahorro y así estaremos entrando en los mercados al valor del momento a lo largo de mucho tiempo, por lo que al final obtendremos una rentabilidad media y nos dará mayor garantía de no verse afectado nuestro ahorro por el momento puntual final.

Diversificación

Es un concepto que también se aplica a herramientas no garantizadas. El dicho de no poner todos los huevos en la misma cesta. Cuanto más diversifique la herramienta, menor será la probabilidad de un gran descenso o pérdida, aunque también de un gran aumento o ganancia. Lo que conseguimos con la diversificación es una mayor seguridad y una menor variación del valor total de nuestros activos.

Tiempo

Es el concepto inicial que hemos aplicado en los plazos. En función del tiempo que tenga hasta mi objetivo tendré que elegir un tipo de herramienta u otro. Cuanto más tiempo tenga, más puedo asumir las variaciones de los mercados. Por el contrario, cuanto menos tiempo tenga, menos podré asumir las variaciones de los mercados y entonces deberé centrarme en herramientas que no se vean afectadas por ellos. A su vez, cuanto más tiempo tenga, más se notará el efecto del interés compuesto en caso de tenerlo.

Interés o rentabilidad

Es un concepto muy importante. Siempre debemos hablar de TAE (Tasa Anual Equivalente) para poder comparar si la rentabilidad real de una herramienta es mayor o menor que la de otra. Si nuestro objetivo está en el corto plazo, la rentabilidad, dentro de la importancia que tiene, no va a conseguir que mi dinero aumente notablemente sea la que sea. Si por el contrario tengo mucho tiempo por delante, una pequeña diferencia en la rentabilidad anual obtenida puede darnos lugar a grandes diferencias finales en cuanto a la cantidad de dinero obtenido. 

Importancia de la protección financiera

Hasta ahora hemos hablado siempre de tener unos objetivos y ahorrar o invertir dinero para poder conseguirlos. Pero, ¿Y si en el tiempo que tengo hasta el objetivo me ocurre algo que me impide seguir ganando dinero o me obliga a un gran gasto de dinero? ¿Podré seguir consiguiendo esos objetivos iniciales que tenía? Para poder contestar sí a esta última pregunta, deberé proteger tanto mis ingresos como mi patrimonio, de cara a que si ocurre algún evento no deseado ni planificado, mi planificación no se vea afectada por el mismo.

Para entender esto mejor, vamos a poner varios ejemplos:

  • Imaginemos que tenemos una enfermedad o accidente que nos obliga a dejar de trabajar y nos conceden una pensión de invalidez. En este caso, mis ingresos se verán bastante reducidos, mientras que mis gastos en el mejor de los casos se mantendrán si no aumentarán. Esta situación puede ser cubierta con un seguro de vida que cubra la invalidez total y absoluta. Este seguro nos daría una cantidad de dinero en el caso de acaecer el hecho de quedarme inválido y con esa cantidad de dinero, si está bien estimada, podremos hacer frente a esos gastos iniciales y a la reducción de ingresos para el resto de mi vida.

  • Imaginemos ahora que debido a una rotura de una tubería de mi casa inundo varios pisos por debajo y les causo bastantes daños. Como la rotura es de mi casa, el que tiene que pagar todos los desperfectos seré yo. Si no tengo ningún seguro de hogar que me cubra, tendré que desprenderme de una gran cantidad de dinero que o bien puedo no tener o bien puedo tener ahorrada con un objetivo como el pagar la universidad de un hijo o la compra de una vivienda en la playa y por el cual, al tener que pagar, me quedaría sin conseguir. Mediante un sencillo seguro multirriesgo hogar, la compañía aseguradora se hará cargo de los gastos y arreglos necesarios tanto en mi casa como en la de mis vecinos y yo podré seguir viviendo como si nada hubiera ocurrido.

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