Despachos profesionales, nuevos tiempos
Pablo Herrera
El cliente del siglo XXI está siempre buscando un valor diferencial. No solo es más difícil que nunca que el cliente entre por la puerta, sino que también hay que esforzarse más en su retención. Si no se ofrece un añadido, alguien puede adelantarse por izquierda y derecha, tanto en los despachos más analógicos como en aquellos centrados en lo digital.
Los nuevos clientes buscan facilidades en el horario e incluso en la gestión de los espacios.
Quieren profesionales solícitos que les atiendan sin prisas, dedicándoles el tiempo que necesitan en un entorno agradable. La principal función de cualquier despacho profesional es hacerle la vida más fácil al cliente y ellos quieren sentirlo desde el primer contacto.
La transformación del espacio
Quizá es en la gestión del espacio donde más evidente se están haciendo estas nuevas tendencias. Siguiendo la estela marcada por las grandes entidades financieras, poco queda de esos despachos llenos de pequeños cubículos cerrados.
En la actualidad, se prefieren espacios diáfanos, amplios y luminosos. Poco a poco ha ido eliminándose toda la parafernalia que suponía una barrera con el usuario. Las mesas son más bajas y el cliente se coloca al mismo nivel que el profesional.
La cercanía debe comenzar también en el despacho. El mobiliario y la disposición de cada elemento tiene que ir en sintonía con los objetivos. Las relaciones comerciales de igual a igual son siempre mejor vistas desde el consumidor. Y un consumidor contento es un consumidor que se retiene.
Si no se quiere competir a precio, hay que centrarse en la calidad del servicio. Aquí cada elemento cuenta.
También supone una transformación total para el empleado. Eliminando los despachos cerrados se crean oficinas mucho más colaborativas, se fomentan las relaciones interpersonales dentro de la empresa y se opta por la cooperación frente a la competitividad desleal.
Es más fácil empatizar con un compañero al que se está viendo trabajar en todo momento y echarle una mano cuando lo necesite. También permite salvar situaciones complicadas con clientes o aportar algún dato necesario que aún no estaba sobre la mesa de al lado.
Las salas de reuniones o de juntas se mantienen en estas nuevas oficinas aunque cada vez se utilizan menos. Salas preparadas para videoconferencias o incluso telepresencia están ocupando su lugar. Hay que llegar y atender al cliente esté donde esté.
Dónde y cuándo el cliente está disponible
Atender al cliente esté donde esté en muchas ocasiones supone salir de la zona de confort. Un ejemplo claro de ello lo encontramos en la Gestoría Administrativa Martínez Lapuerta. Con la apertura de sus nuevas oficinas en el Centro Comercial Los Artos, en Rivas Vaciamadrid (Madrid) lidera esta nueva tendencia en la que se busca acercarse al cliente lo máximo posible.
Para Jesús Martín, su gerente general, la apuesta de su gestoría no solo ha supuesto una mayor cercanía sino que también ha conllevado la diversificación de su público, pasando de estar centrados en el servicio a compañías multinacionales a alcanzar a un elevado porcentaje de particulares, PYMEs y autónomos.
La proximidad y la comodidad de acudir a un servicio a la vez que se realizan otras gestiones diarias en el centro comercial ha supuesto el gran valor diferencial. Para muchos profesionales, acercarse hasta el centro de la ciudad a realizar sus trámites y gestiones puede suponer una gran pérdida de tiempo. Sin embargo, gracias a apuestas como la de GA Martínez Lapuerta, se evitan estos desplazamientos.
Ofrecer servicios online es la otra cara de esta tendencia. Funcionar por internet permite gestionar mucho más rápido cualquier incidencia y llegar a clientes situados en cualquier rincón del mundo. En un momento en que las barreras geográficas están cayendo, la inmediatez en el servicio se convierte en el mejor beneficio que se puede ofrecer.
También los horarios -y los salarios- deben adaptarse a las nuevas necesidades. La mayor parte de los profesionales que acuden a una asesoría o un despacho profesional prefiere hacerlo en su tiempo libre, para no perder tiempo efectivo de trabajo. Estar en un centro comercial donde acudes a hacer la compra, ir a la tintorería o, simplemente, sacar dinero en un cajero, permite una gestión del tiempo mucho más eficaz y una ventaja incomparable frente a otros despachos anclados en el pasado.
El servicio online es imprescindible pero si, además, se ofrece cercanía geográfica para aquellos trámites en los que el cara a cara es indispensable, se obtiene la solución definitiva.
Asumir estas nuevas tendencias permite a los despachos profesionales llegar a más clientes, ser menos dependientes de los habituales y poder seguir creciendo, adaptándose a los tiempos que corren y evitando que la contemporaneidad les pase por encima.